Las
palabras son todo lo que nosotros queremos, son canciones, puertos, preguntas,
exclamaciones, pero lo más importante son una forma más de comunicarnos, sobre
todo la palabra escrita, que queda plasmada para siempre. Las palabras dicen
mucho (Si, No, ¿Qué?, Hola) pero a veces no tanto, es por eso que necesitamos
del contexto, es decir si hablamos de la palabra escrita necesitamos del texto
completo para tener una mayor comprensión de lo que se está intentando decir, y
no un fragmento, sino el texto completo, el real.
Muchas
veces cuando se pretende enseñar a leer y a escribir a los niños de primer
grado o jardín, se suele creer que un texto es muy complicado, que mejor
empezar por las silabas o palabras sueltas, repetirlas y leerlas hasta que
salgan. Pero hoy podemos decir que hay otros caminos por los cuales podemos
llegar a abordar la lectoescritura de los niños/as sin que les resulte algo
tedioso. La literatura puede ser uno de esos caminos alternativos, para abordar
el texto, y no solo eso, sino que además se pueden tratar el paratextos,
lectura de imágenes, colaborar a la creación de los chicos, y muchas cosas más
que nos propone enseñar el diseño curricular en primer grado, que suele
parecernos mucho. Lo principal es saber elegir las obras que vamos a trabajar
en un 1º grado a la hora de alfabetizar
a los niños/as. Sabemos que no todas las obras son adecuadas para los niños de
primer ciclo, por el nivel de complejidad de los mismos y además la
particularidad de intereses que se puedan llegar a encontrar dentro del aula.
Para esto los y las docentes debemos tener un amplio conocimiento de obras
infantiles para poder ofrecerles a ellos
cosas que creemos que les pueden interesar, recordemos que alguien no puede
estar motivado por algo que no conoce que se le presenta de mala gana o
desanimo. Para esto podemos consultar a los niños sobre su experiencia previa con
literatura, que les gusta, que les han leído, consultar en la biblioteca que
libros hay, cuales podemos usar, incluso podemos consultar a otros docentes que
han estado en primer grado por algunas recomendaciones en obras literarias
infantiles.

Tradicionalmente,
las discusiones sobre la práctica alfabetizadora se han centrado en la polémica
sobre los métodos utilizados: analíticos, sintéticos; fonéticos, globales, etc.
Ninguna de esas discusiones ha tomado en cuenta lo que ahora conocemos: las
conceptualizaciones de los niños acerca del sistema de escritura. Ellos traen
conocimientos, ¿por qué no utilizarlos como base de nuestras propuestas de
enseñanza? En palabras de Emilia Ferreiro debemos decir que si no consideramos
al sujeto que aprende como una tabula rasa en las que vamos a inscribir las
letras o las palabras, si consideramos que las facilidades o dificultades en el
aprendizaje de la lengua solo radican en el sujeto que aprende, debemos aceptar
tambien que los métodos (como secuencia de pasos ordenados para acceder a un
fin) no ofrecen más que sugerencias, incitaciones, y no practicas rituales ni
mucho menso un conjunto de prohibiciones. El método no puede crear el
conocimiento. Los niños deben ser los dueños de su proceso de construcción del
conocimiento, usando lo que ya saben y la guía que le dara el docente a lo
largo de toda su escolaridad.
Bibliografía:
Ferreiro,
E. (1998) Alfabetización: teoría y práctica. Ed. América Latina.
Ramos,
M. C. (2013) La casa del aire. Ed. Ruedamares.
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