jueves, 13 de marzo de 2014

¿Por qué alfabetizar a través de la literatura?


Las palabras son todo lo que nosotros queremos, son canciones, puertos, preguntas, exclamaciones, pero lo más importante son una forma más de comunicarnos, sobre todo la palabra escrita, que queda plasmada para siempre. Las palabras dicen mucho (Si, No, ¿Qué?, Hola) pero a veces no tanto, es por eso que necesitamos del contexto, es decir si hablamos de la palabra escrita necesitamos del texto completo para tener una mayor comprensión de lo que se está intentando decir, y no un fragmento, sino el texto completo, el real.
Muchas veces cuando se pretende enseñar a leer y a escribir a los niños de primer grado o jardín, se suele creer que un texto es muy complicado, que mejor empezar por las silabas o palabras sueltas, repetirlas y leerlas hasta que salgan. Pero hoy podemos decir que hay otros caminos por los cuales podemos llegar a abordar la lectoescritura de los niños/as sin que les resulte algo tedioso. La literatura puede ser uno de esos caminos alternativos, para abordar el texto, y no solo eso, sino que además se pueden tratar el paratextos, lectura de imágenes, colaborar a la creación de los chicos, y muchas cosas más que nos propone enseñar el diseño curricular en primer grado, que suele parecernos mucho. Lo principal es saber elegir las obras que vamos a trabajar en  un 1º grado a la hora de alfabetizar a los niños/as. Sabemos que no todas las obras son adecuadas para los niños de primer ciclo, por el nivel de complejidad de los mismos y además la particularidad de intereses que se puedan llegar a encontrar dentro del aula. Para esto los y las docentes debemos tener un amplio conocimiento de obras infantiles  para poder ofrecerles a ellos cosas que creemos que les pueden interesar, recordemos que alguien no puede estar motivado por algo que no conoce que se le presenta de mala gana o desanimo. Para esto podemos consultar a los niños sobre su experiencia previa con literatura, que les gusta, que les han leído, consultar en la biblioteca que libros hay, cuales podemos usar, incluso podemos consultar a otros docentes que han estado en primer grado por algunas recomendaciones en obras literarias infantiles.  
Una vez que tenemos la mayor cantidad de de obras posibles: cuentos, novelas, fabulas, leyendas, cuentos orales, tradicionales, poesías, etc., el trabajo que se puede hacer con ellos es inacabable. Recordando también que cada de ellos como colectivo e individualmente irán haciendo aportes de acuerdo a su contacto tanto con la lengua oral como la escrita; enriqueciendo el trabajo dentro del aula. Esta propuesta puede que suene un poco agotadora y que se pregunten ¿Cómo a través de cuentos los niños van a aprender a leer y escribir? Métodos para ello hay varios. Pero lo interesante de esta propuesta es que a raíz de algo literario podemos trabajar las dos cosas al mismo tiempo. Una voz familiar que comience la jornada leyendo algo de literatura, esa que compensa los esfuerzos individuales en la lectura y en la escritura. Una lectura en voz alta que  armonice, anime, acaricie, que acreciente la confianza de un espacio alfabetizador, aportando a lo comunicacional, al repertorio verbal, haciendo que los sentidos  de los niños vuelen, y hasta se pueden contagiar las ganas de transmitir algo, comunicar. Pero no alcanza solo con contagiar, debemos enseñar. Y porque no a través de algo que a ellos les interese: trabajar con el titulo de ce algo que hayamos leído, con un personaje, describirlo, dibujarlo, leer esas descripciones.
Tradicionalmente, las discusiones sobre la práctica alfabetizadora se han centrado en la polémica sobre los métodos utilizados: analíticos, sintéticos; fonéticos, globales, etc. Ninguna de esas discusiones ha tomado en cuenta lo que ahora conocemos: las conceptualizaciones de los niños acerca del sistema de escritura. Ellos traen conocimientos, ¿por qué no utilizarlos como base de nuestras propuestas de enseñanza? En palabras de Emilia Ferreiro debemos decir que si no consideramos al sujeto que aprende como una tabula rasa en las que vamos a inscribir las letras o las palabras, si consideramos que las facilidades o dificultades en el aprendizaje de la lengua solo radican en el sujeto que aprende, debemos aceptar tambien que los métodos (como secuencia de pasos ordenados para acceder a un fin) no ofrecen más que sugerencias, incitaciones, y no practicas rituales ni mucho menso un conjunto de prohibiciones. El método no puede crear el conocimiento. Los niños deben ser los dueños de su proceso de construcción del conocimiento, usando lo que ya saben y la guía que le dara el docente a lo largo de toda su escolaridad.




Bibliografía:
Ferreiro, E. (1998) Alfabetización: teoría y práctica. Ed. América Latina.

Ramos, M. C. (2013) La casa del aire. Ed. Ruedamares.

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